Estudio de riesgo

Desde el momento que uno decide ser artista se cuelga de la soga del riesgo. Los papás lo persuaden a uno con la inminente posibilidad de morirse de hambre, pero a medida que uno profundiza en la carrera se da cuenta de que la inanición es sólo un leve inconveniente por el cual puede pasar el estudiante de arte.

Peligra la vida del artista. En ningún banco o aseguradora pasaría el estudio de riesgo de la solicitud de un individuo como Andrés Matute, que le gusta pasar 7 horas de su tiempo debajo de una palma cargada de cocos. Tampoco pasaría el estudio Laura Peña, quien se pincha en sus días tristes, y mucho menos la dueña de la lengua del video de María Paula Maldonado, que se deleita al lamer la pared enmohecida.. Con reservas se miraría la petición de Juliana Cubillos, luego de una intervención invasiva y macabra por dentro de su cuerpo. Se pensaría dos veces antes de asegurarle algo a Diana Urazan luego de notar su proximidad con los elementos cortapunzantes, y ni el Superman de Jessica Rosas accedería al préstamo luego de su ataque con criptonita.

Pero a quienes hacen los estudios de riesgo no sólo les preocupa que el endeudado muera por alguna razón extraña sin pagar la plata; también les angustia la procedencia de la plata y la integridad del beneficiario. Por eso se vería tambaleando un préstamo para Diana García, después de robar los ladrillos del espacio publico. Tampoco se vería muy bien asegurar a una persona que, como Gustavo Niño, fisgonea en una casa ajena, y con mucha sospecha se vería la solicitud de Juan Rodríguez después dejar caer una mujer al agua sin ninguna misericordia. Claramente denegarían cualquier ayuda financiera a Catalina Rodríguez, por ser la principal sospechosa de un homicidio, ni a Susan Andrade o Andrés Ribero por tener conductas bastante inseguras en las noches.

El artista no sólo se expone a un estudio riesgoso, donde, claro, puede morirse de hambre, o como cualquier otro estudiante morir con una caída, una intoxicación o el derrumbamiento de un edificio.

Sin embargo, el refrán “Peligra la vida del artista” no viene gratis, y como ya lo vimos está acompañado de actos donde se enfatiza la vulnerabilidad del cuerpo. El arte exhibe la integridad de quien lo hace, juega con ella y la desestabiliza, haciendo de esta disciplina un estudio de riesgo.

1. Diana García – Sin título

2. Maria Paula Maldonado – Corpúsculos

3. Juliana Cubillos – Lavadora

4. Diana Urazán – Cutpiece

5. Gustavo Niño – Retrato en movimiento

6. Catalina Rodríguez – Fever

7. Andrés Ribero – Sanctuary

8. Jessica Rosas – La caída

9. Juan Rodríguez – Sin título

10. Andrés Matute – “Esperando que un coco me parta la cabeza”

11. Laura Peña –

12. Susan Andrade – Sin título (Sin imagen)