Coraza
Sonnia Yepez
4 de septiembre al 27 de septiembre de 2019.
Sala de Proyectos
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La rueda que abraza una columna de madera, la que alguna vez tuvo su corteza se asemeja a una de las historias de Odiseo. En este caso y sin carecer de igual fantasía, esta dotada de exuberante engaño, en donde dos objetos distantes son confinados a permanecer inexplicablemente juntos.
La prueba de que sí era Odiseo, al regresar irreconocible a Ítaca, fue la cama que él mismo había elaborado para perpetrar en la eternidad el amor con Penélope. Una de sus patas era el tronco de un olivo centenario que seguía creciendo, sus raíces eran suficientemente profundas para impedir el más mínimo chirrido y por su puesto que tomará otro lugar en el dormitorio. Las hojas ofrecían su sombra, un poco de rumor y un toque de aroma. Aquella cama, que además tenía incrustaciones de oro y marfil, era la poseedora de un conjuro garantizado en el amor vivo de aquella pareja.
Tal vez el pilar de madera barnizado rodeado por la tierra que se mimetiza como llanta, no son nada diferente a la eternas relaciones de la naturaleza con la artificialidad humana. Naturaleza que resiste a sus transformaciones y presumida muerte.
D.G