Ser lugar es una intervención-instalación en donde confluye la investigación sobre los conceptos de alteridad y Otro, que dentro de mi experiencia son dos palabras que guardaban una directa relación con aquello que estaba sucediendo en ese momento en que inicié la investigación; el destierro y el desarraigo.
Para tal propósito tomé inicialmente dos espacios investigativos aparentemente opuestos, el bosque de Blankenheim al sur oriente de Bonn y la habitación en la ciudad de Colonia en la que viví 7 meses. Así, mediante el uso de los medios virtuales, con los cuales realicé registros de acciones y los materiales primarios tomados directamente de la naturaleza, realicé una serie de intervenciones en cada uno de ellos que involucraron un cambio de comportamiento en mi vida cotidiana; las horas de comida, las maneras de caminar en los lugares, las maneras de sentarse y las maneras de respirar fueron uno de los tantos cambios efectuados que mi cuerpo realizaba a medida que entraba en contacto con el lugar. La mayoría de ellos los detecté con el registro de mi cambio de rutina. La posibilidad de alejarse propiamente de lugares acostumbrados y habitados, como el lugar donde crecí en Bogotá, me dieron la oportunidad de reevaluar y ampliar la perspectiva de la incidencia del hombre en la naturaleza y la naturaleza en el hombre, y por ende, la mirada que sobre esta se acostumbra.
De modo que la pregunta por el Otro constituye para mí una de las raíces con las que nazco todos los días. La pregunta por lo Otro, como yo la entiendo, es una pregunta completa, es la suspensión como el silencio que se hace escucha, no solo es un otro como sujeto; también es el Otro como atardecer, como acontecimiento, el Otro como palabra, el Otro en mayúscula. No obstante, antes de que surgiera la pregunta por el Otro y ocurriera tal suspensión, tenía que ocurrir el momento previo a la pregunta, para que la pregunta por lo Otro fuera y la entendiera. Lo que hace que la pregunta por el Otro emerja, y quizás no siempre emerge de la misma manera, es el aguardar en contemplación, es la escucha. El silencio entre estas dos palabras, entre angustia y desarraigo, es pura vista, es pura escucha. La pregunta por el Otro no podría ser nunca solo una pregunta, la pregunta por el Otro es siempre un silencio hecho carne. La pregunta por el Otro es un acto.
Por tanto, el espacio que propongo en la instalación es intervenido pensando en el vacío que está a la espera de ser transformado, llenado o mutado por el Otro dado por la incidencia del cuerpo como sujeto social natural cambiante, y que siendo consiente de espacio cultural, es capaz de entenderlo, transformarlo y reinventarlo. Con Ser Lugar descubrí que el lugar es una capacidad del ser y al mismo tiempo una superación del mismo, es siempre la capacidad de una temporalidad que se ajusta en un diálogo del ser, en este caso del accionar del cuerpo o accionar niveles de discurso plástico que confluyen en la acción de contemplar, escuchar y mirar como forma de inquirir en la vida.