UN FÓSFORO NO PRENDE FANTASMAS
Catalina Martínez Rojas
Del 5 al 22 de julio
Sala de proyectos
Nos contaron que hace quince años se incendió una casa.
Nadie vio a quien prendió el fuego porque era transparente.
Tampoco lo oyeron entrar a la casa porque no abrió la puerta.
Nadie lo oyó subir las escaleras para quemar el segundo piso
porque no las usó; atravesó el piso. Traía una caja de fósforos
que desapareció con él cuando se fue, después de hacer lo que
tenía que hacer. Nadie vio su rostro ni supo leer su rastro.
Ahora un fantasma camina por el bosque del que salió la madera
con la que fueron hechos los fósforos que trae en el bolsillo.
No suenan sus pasos sobre las hojas secas, porque flota,
pero el fantasma quiere ser oído. Saca la caja de fósforos
de su bolsilloy la agita para hacerlos sonar. Es una caja gigante
para fósforos gigantes. No podría tomarlos ni encenderlos con
sus manos de sábana si fueran pequeños. Si se le cayeran y los
encontráramos mañana entre las hojas secas, en uno de nuestros
paseos de la montaña al mar, no sabríamos cómo prenderlos.
Hoy estamos dentro de la cabaña y lo oímos acercarse, aunque
no lo podamos ver.
¿Qué vino a quemar?
Vino a decir:
«La acción de esta historia tendrá como resultado mi
transfiguración en otro y finalmente mi materialización en objeto».
Aquí está su objeto. Sabemos de muchas cosas que no vimos,
y ustedes también. Pedimos que la luz de estos fósforos alumbre
el rostro del fantasma.
Angélica Ávila
Así como los fantasmas, los fósforos gigantes no existen.
Fabriqué una serie de fósforos gigantes para ver si algún fantasma
se aparece y los prende.
¿Qué se puede incendiar con un fósforo gigante?
Entender la voluntad de lo desconocido no es asunto
de la humanidad.